lunes, 7 de noviembre de 2011

Viviendas: ¿por qué 9 de cada 10 desarrolladores dice que la compraventa quedó "dañada"?

Desde el lunes pasado existe una nueva política de manejo del tipo de cambio en la Argentina, un país en donde los inmuebles se tasan, cotizan y compran en dólares. Efectos de corto y mediano plazo a partir de las nuevas medidas.

La función del dinero en una economía formal es la de servir de unidad de cuenta, medio de pago de aceptación general y reserva de valor.
La moneda Argentina durante distintas etapas de nuestra historia, dejó de cumplir alguno -o incluso varias- de estas funciones. Basta remontarse a principios del 2002, cuando fue reemplazada por varias cuasimonedas como medio de pago.

A partir del 2003 el peso argentino fue recuperando su rol como unidad de cuenta y medio de pago en las transacciones internas en general, aunque nunca el de reserva de valor.
Más allá, como es sabido, en el mercado inmobiliario la moneda argentina nunca recobró su protagonismo como medida de precio e instrumento de pago.
Así, desde hace casi 40 años en la Ciudad de Buenos Aires, y en muchas plazas del interior del país, los inmuebles se tasan, se compran y se venden en dólares.
Éste es un hecho. No una suposición o una especulación.
Como tampoco lo es la realidad concreta que a partir de las nuevas limitaciones impuestas en el mercado de cambios es mucho más difícil e incluso imposible para un gran número de individuos acceder a la compra de dólares, cuando hasta unos días antes esas mismas personas podían obtenerlos sin inconvenientes en cualquier banco o casa de cambio habilitada.
Así las cosas, resultaron entonces lógicos y previsibles los contratiempos concretos que se vivieron durante esta primera semana de implementación de la nueva política cambiaria oficial que se tradujo, dentro del mercado inmobiliario, en dilación de operaciones, en suspensión definitiva de algunas de ellas y en la eliminación de algunas líneas de crédito nominadas en la moneda estadounidense.
Pero no es sólo la dificultad de hacerse con los dólares físicos para aquellos que no cuentan con ellos para cumplir con un compromiso pactado lo que impacta en el mercado inmobiliario y en la actividad de la construcción privada.
También, e incluso de manera tal vez más profunda, la sensación reforzada de escasez de dólares que implican las medidas adoptadas y que abonan la expectativa de devaluación del peso en una demanda inmobiliaria dominada por inversores, como la que caracterizó al mercado en los últimos años, provocando su retracción automática y reduciendo el número de operaciones de compra venta.
Ya en una encuesta realizada a usuarios de Reporte Inmobiliario activa durante la primera semana de las medidas quedaba claro que los participantes de este sector dan por descontado que afectará la actividad:

Cuando salieron las medidas, "nos preguntábamos si no sería el momento para comenzar a dejar de lado al dólar como unidad de cuenta y medio de pago en el mercado inmobiliario. Al fin y al cabo, la adopción de esa moneda obedeció a encontrar una unidad de cuenta que reflejara el valor del bien durante cierto tiempo frente a la pérdida del valor real de la moneda argentina como víctima de sucesivos procesos inflacionarios de nuestra economía, evitando así una constante actualización del valor de la propiedad en moneda nacional", explicaron desde Reporte Inmobiliario.

Y concluyeron que "su rol como medio de pago puede reemplazarse entonces mediante la actualización de su precio, si se lo quiere mantener atado a la desvalorización por inflación de la moneda argentina, dejando en claro cuál es el verdadero problema y la raíz de la adopción del dólar como moneda de resguardo de valor a largo plazo: inflación como producto de una economía con desigual productividad general".

Fuente: http://www.iprofesional.com.ar/

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