Los títulos públicos subieron más de un 100 por ciento este año y prometen seguir su rally alcista. Pero hay muchos factores a tener presente antes de invertir. Las variables para no equivocarse.
Entender el mundo financiero local no es una asignatura para principiantes. No sólo por la complejidad de las políticas que se observan, sino también por los instrumentos financieros que pueden encontrarse. Entre ellos, el amplio abanico de títulos públicos, con un potencial de ganancias que justifica el esfuerzo de comprensión por parte del inversor.
Son más de 25 los títulos que operan diariamente en las pantallas financieras locales, algunos, incluso, con importante cotización en el exterior. Opciones en dólares, en pesos y en otras monedas como yenes y euros. A tasa fija, variable o indexados por el cuestionado CER. Con vencimiento en el corto plazo, o hasta 2045. Todo dentro de un total de deuda pública argentina que suma más de US$ 140.000 millones.
El primer paso para el análisis es el rendimiento. Por un lado, la renta que paga el instrumento, es decir, el cupón de intereses, determinado en las condiciones del bono. Su pago suele ser mensual, trimestral, semestral o anual. Puede capitalizar intereses durante un período, o lo que se denomina cupón step up (tasa creciente). O ambas combinaciones, como en los casos del Descuento o el Par.
Otra medida de rentabilidad es el “current yield”. Relaciona el cupón anual con el precio de mercado del bono. Considera sólo como fuente la ganancia por interés del mismo. La última y, clave, es la TIR (Tasa Interna de Retorno). Técnicamente es el indicador más cercano a lo que sería el retorno que da la inversión en títulos, aunque contempla ciertos supuestos simplificadores como mantener el bono hasta el final de sus días. Es un rendimiento esperado y tiene en cuenta el valor tiempo de la inversión, a la vez que considera todas las fuentes de ingreso: cupones, reinversión y apreciación del capital. La TIR es uno de los indicadores que permite analizar dónde está el mercado argentino con respecto a otros. Por estos días, es común comparar la curva de rendimientos –relación entre la TIR y la duración de una serie de bonos similares– de la Argentina con la de países como Venezuela o Brasil. En especial, para saber hasta dónde pueden seguir subiendo los títulos locales.
La inversión en renta fija fue muy redituable este año. Hasta el cierre de esta edición, los bonos en pesos, en promedio, subían 121,1 por ciento, y los títulos en dólares, 95,5 por ciento (ver recuadro). La reapertura del canje de deuda pública y las señales de acercamiento al Club de París y el FMI impulsaron aun más el recorrido de los títulos. El mercado se está reacomodando.
Las TIR de los bonos locales llegaron al 60 por ciento en marzo último, cuando el contexto internacional atravesaba el peor momento y se dudaba de la capacidad de pago de la Argentina. No obstante, cuando las variables comenzaron a despejarse, los precios subieron, con la consecuente baja de la TIR. Los bonos en pesos ajustados por inflación rinden hoy 12/15 por ciento anual más CER, en promedio. En dólares, entre 10 y 13 por ciento anual, y en pesos a tasa fija entre 20 y 23 por ciento anual.
Paridad y duration
Pero, más allá del rendimiento, hay otros datos que son relevantes desde la óptica del inversor. Por ejemplo, la paridad, que representa la relación entre el precio de mercado del bono y su valor técnico. Se utiliza para el análisis de series históricas, al permitir comparar las cotizaciones a lo largo del tiempo sin distorsiones. Algunos lo usan como medida de si está o no a precio bajo. Entre las opciones locales, la mayoría de las series ronda, en promedio, en niveles de entre 60/80 por ciento de paridad.
Para ubicarse en tiempo, en tanto, dos variables: duración y duración modificada. La primera es una medida de madurez de un bono y está directamente relacionada con el tiempo remanente de vida del instrumento. Lo que se entiende como el tiempo necesario en recuperar la inversión realizada y su costo. Mientras que la segunda es una medida de sensibilidad que refleja cómo varía el precio ante cambios en la TIR. La relación, acá, es directa y se mide en años. Cuanto mayor sea la duración, mayor es la sensibilidad de un bono. Incluso es una medida útil porque permite tener una idea del riesgo que implica invertir en un determinado instrumento.
Los títulos con mayor duration son el Par en pesos (casi 14 años) y el Discount, en 9. En dólares, un poco menos: 10 y 8 años, respectivamente. Todos, emitidos durante la reestructuración de deuda de 2005.
Guillermo Maresco, jefe de Mesa de Nación Bursátil, sostiene que uno de los puntos a tener en cuenta es el tiempo de maduración de la inversión. El segundo aspecto, en qué moneda y a qué plazo se quiere invertir para poder comparar riesgos y rendimientos. “No menos importante es la situación política. Siempre es necesario tener un timing correcto de entrada y salida”, advierte.
Es que los bonos, está claro, no son una inversión libre de riesgo, y menos los locales. Quien invierte debe tener presente que está expuesto, entre otras cosas, a los avatares de la tasa de interés. Hay una relación inversa entre el precio de un bono y la tasa. El riesgo de default –nunca menor en la Argentina–, o de tipo de cambio también influye.
Juan Pablo Vera, de Tavelli Bolsa, coincide. “El riesgo del emisor y el riesgo de moneda figuran a la cabeza de la evaluación. La rentabilidad de un bono en pesos podría verse sensiblemente mermada por la inflación o por la depreciación del tipo de cambio”, dice. También, y no menor, es el riesgo de liquidez. Si bien el mercado local secundario de deuda es fluido, el inversor debe tener en cuenta que no todas las series son líquidas y, en consecuencia, permiten a quien los compra entrar y salir rápidamente sin mayores costos. Hay que ver el monto en circulación y los tenedores. Existen instrumentos como el Bonar 2013, entre otros, que sólo está en manos de inversores institucionales, que lo lleva a que prácticamente no registre operaciones.
Entre los más operados en pesos está el Descuento, y otros instrumentos de la parte media de la curva (es decir, con duration entre 2/4 años), como el Bogar 2018. En dólares, el Boden 2012.
Para Leonardo Chialva, de Delphos Investment, también es imprescindible tener presente el perfil. “En caso de tratarse de un inversor “cuponero”, la estrategia se define por buscar tasa y su devengamiento. Si se trata de un inversor que busca apreciación de capital y con un objetivo más de “distress”, debe mirar los instrumentos en moneda local”, afirma.
Fuente: Apertura.com